La nave

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La nave de los locos

sábado, 16 de octubre de 2010

EL SÍNDROME DE GILDA BARRETO*
José Barroso.






No existe en nuestra sociedad nada más subversivo que la telenovela, sobre todo la tradicional o rosa, esa donde hay una muchacha muy pobre o muy débil (ambas cosas, inclusive), que es humillada por una mujer rica o poderosa (ambas cosas, inclusive también) que, por supuesto, es malísima (la villana, no la novela). Casi siempre esta pérfida mujer tiene un cómplice que es muy perverso y, por añadidura, es su amante oculto, pero este desea obcecadamente a la muchacha pobre y débil que está enamorada del muchacho bueno, el cual  vive, igualmente, a mano de este dúo las más viles injusticias.
¿Pero qué tiene ese culebrón de subversivo? Debe ser su pregunta. La respuesta a su interrogante es sencilla. Es subversiva nuestra telenovela porque la pobre y débil muchacha, luego de vivir la más grande de las tropelías, se rebela, huye del pueblo o de la casa del muchacho rico, no sin antes jurar vengarse. Años más tarde, como siempre dice el generador de caracteres, la muchacha retorna convertida en una gran dama, que nadie reconoce porque se pintó el pelo y, aquí sí viene lo verdaderamente subversivo, despoja a la rica malísima del poder,  la fortuna y el marido, el muchacho bueno de la historia. Pero eso no termina ahí, porque en el capítulo final, la antigua mujer rica y poderosa  enloquece, es encarcelada o se cae por un acantilado mientras intenta lanzar a la muchacha buena al vacío. Por su parte el villano al intentar salvar a su amante se lanza al mar desde el acantilado sin percatarse de que abajo lo esperan aguas infestadas de hambrientos tiburones.
¿Comprende usted ahora mi planteamiento? Entonces prosigo. Los venezolanos, y los latinoamericanos en general, seguimos apegados al melodrama de herencia cubana, a la fórmula de Caridad Bravo Adams,  Felix Caignet o Delia Fiallo, porque hemos vivido por siglos oprimidos, reprimidos y  deprimidos, eso nos hace ver en la telenovela una imagen especular o una metáfora de nuestra realidad. Nos identificamos con la muchacha pobre y débil porque todos, hombres y mujeres, hemos sido en algún momento humillados como ella, tal vez por una mala malísima y un remaluco, o quizás por un portero de bar, una cajera de banco o supermercado, un mesonero, o por cualquiera que crea tener el poder de su parcela, un poder pendejo, pero poder al fin. Y nosotros como somos tan educados no decimos nada, contamos hasta diez respirando pausadamente, luego llegamos a casa y admiramos a esa protagonista que dice al retornar: “Aquí estoy nuevamente, lista para la revancha. Haré llorar lágrimas de sangre a esos cretinos.” La admiramos porque hará en la ficción lo que nosotros nunca haremos en la realidad, y porque en el capítulo final será feliz puesto que no quedarán villanos sueltos por ahí. Por ese capítulo final es que todos permanecemos hasta un año husmeando en la vida de la muchacha débil. Aunque todos sabemos lo que pasará, debido a que ya lo hemos visto en la telenovela anterior y en la otra y en la  otra, con ese capítulo drenamos nuestra frustración, porque la venganza de la muchacha que creíamos débil la hacemos nuestra, y experimentamos un enorme goce.
            Al término de ese capítulo sentimos un gran vacío, posiblemente porque queremos ver a la muchacha disfrutar del amor, de la riqueza y del poder, pero entendemos que la novela debe llegar hasta ahí porque de continuar tal vez aparezca una nueva muchacha pobre y débil, la cual se enamorará del muchacho bueno y rico…  y a estas alturas ya sabemos quién es la mujer rica y poderosa de la novela. Entonces la culebra se mordería la cola.
               

Gilda Barreto: nombre de la protagonista de la telenovela Como tú ninguna, protagonizada por Gabriela Spanic. Gilda Barreto vivió en la ficción todas las humillaciones posibles, sufrió todos los accidentes y padeció todas las enfermedades, pero al final fue feliz con su galán.


Octubre de 2010

3 comentarios:

  1. Imagínese profe! Cuántas amas de casa (y público en general) no viven una y otra vez la misma historia de la "muchacha débil" como usted dice jeje. Y lo peor del caso es q a pesar de saber lo q va a pasar, hasta que no salga la palabra FIN, no dejan de sufrir por la desdichada protagonista jeje.

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  2. La vida de los venezolanos sin estos culebrones seria deprimente porque con eso es que se entretienen día a día, se ven culebrones de estos para olvidar, así como el que bebe o fuma que lo hacen para engañar un ratico a la realidad, un break pues, "un paren el mundo para bajarme". ¡Muy bueno!

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