Esta noche, siento la casa bambolearse. Corro al balcón. Es extraño. A pesar de la oscuridad, más intensa de lo habitual, observo texturas mucosas envolviendo las calles -que se han arqueado-, los edificios, los escasos árboles. Entonces salgo. Camino calle Falcón abajo, paseo Talavera abajo, hasta desembocar en la Catedral, que suena como un corazón. Cruzo la plaza Bolívar y me enrumbo hacia el Mercado Viejo para verlo envuelto en ovillos de pelambre parda. Esta ciudad ha vuelto a convertirse en un gato. Esta ciudad tiene abierto su libro de seretón, ojalá nadie se lo vaya a cerrar.
Microcuento ganador del 1er lugar del Concurso de Microcuentos del Diario Nuevo Día.
¡Muchas felicitaciones José!
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